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¿Cómo llevar una discusión civil? Una breve guía.

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Vivimos en medio de tormentas ideológicas que quieren aplastar a la gente con sus discursos y ganar argumentos silenciando y avergonzando al percibido contrincante.

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Le he mencionado a amigos que cuando me encuentro en conversaciones políticas, sociales y religiosas me topo frecuentemente con “fundamentalismos de derecha” y “fundamentalismos de izquierda”. Los fundamentalismos, entre otras cosas, se caracterizan por la intransigencia, vehemencia, violencia verbal (y hasta física), mofa y moralismos contra aquellos/as con los que se difiere. Por ejemplo, proponemos “amar al pecador pero no su pecado”, pero realmente desde el principio no amamos a la persona. Proponemos “un amor inclusivo y tolerante”, pero solo para los iluminados/educados que están de acuerdo con mi tribu.

Al que le interese esta nota, déjeme sugerir una ultra-breve guía para una discusión civil.

1. Presentemos nuestro argumento con claridad y caridad. Resiste tu prejuicios bañados de retórica. Todos tenemos prejuicios. Pero a la hora de intentar persuadir, podemos ser apasionados, pero igual seamos seamos respetuosos y claros. Este consejo se lo doy a mis estudiantes cuando están escribiendo sus trabajos de clase. Si fuera a darle nota a la mayoría de las discusiones que veo en los muros de FB de alguna gente, lo más que daría es una C.

2. Evitemos la falacia “ad hominen”. Nos encanta encontrar alguna falta, algún indicio de hipocresía o de inconsistencia para atacar personalmente a la gente o grupos de personas. Pero atacar a la persona y no sus argumentos es una falacia lógica, anti-cívica y anti-relacional.

3. Consideremos cuidadosamente el argumento opuesto, no en su expresión más absurda, sino en su mejor exposición. De esta manera no caerás en algo que a muchos le encanta hacer: tomar el peor ejemplo para asi representar la postura que intentas refutar. En esta movida siempre sales ganando, pero es solo una cortina de humo para no lidiar con el asunto en su más solida expresión.

4. Respondámos con igual cuidado. Nunca estas lidiando con meras ideas. Las ideas siempre tienen consecuencias sobre la vida personal y comunitaria, y las ideas pueden promover virtud o promover vicio o una combinación de ellas.

5. Consideremos (por más apasionada que sea la discusión) no solo nuestra dignidad, sino la dignidad de la otra persona. Estar en desacuerdo, incluso profundamente en desacuerdo, no es intolerancia, sino el principio sobre el cual la tolerancia es una virtud cívica, abierta y pública.

¿Qué otros principios sugieres para discusiones?

2 Comments

  • Oscar

    Excelente. Creo que esto hace tanta falta. Yo me he propuesto, por ejemplo, no tener una discusión seria en Facebook. Y creo que mucha gente debería hacer lo mismo.
    Necesitamos más ejemplos de esto, ver gente en posiciones de poder, sea político, religioso o cualquier otro, tener discusiones sanas y repetuosas.
    Deberíamos adiestrar mejor a nuestros niños en esa área. Ojalá ellos lo hagan mejor que nosotros!